miércoles, 22 de abril de 2015
Ha pasado
mucho tiempo pero la distancia no podrá jamás
diferir los detalles de aquella incidencia, porque en ese momento, como todos
saben, perdí la carrera.
Nosotros
vinimos integrando un equipo cuyo líder inicialmente era François pero este
tuvo inconvenientes y finalmente abandono. Mientras eso transcurría quedamos
atrás en la general, a prudencial diferencia de quienes la encabezaban.
Tuvimos
suerte. Lentamente fuimos ascendiendo. Al frente de la clasificación estaba
Virgilio Pereyra a quien respaldaba un equipo de grandes figuras. Todos se
conjuntaban para conservar ese liderazgo y contra ello fue que debimos luchar,
contra la indiscutible capacidad del líder de la Vuelta y de sus compañeros de
equipo, quienes trabajaban de manera inteligente para conservar las posiciones
que habían obtenido. Me tracé un plan de carrera, por supuesto. Había que ir
gradualmente hacia adelante. En Mercedes, terminal de la tercera etapa estaba
quinto, al día siguiente gane la etapa a Paysandú y ascendí al cuarto puesto y
en Trinidad estaba tercero. La planificación daba óptimo resultado. En Florida volví
a adjudicarme la etapa delante de Prospero Barrios y pase al segundo sitio en
la general pero muy lejos de Virgilio Pereyra.
El día
jueves en Minas me adjudique la etapa delante de Mario Debenedetti y Hugo Mario
Machado. El puntero llego a 7 minutos. Estaba separado de Virgilio por solo 3
minutos y mis esperanzas se fortalecían en la misma medida que mis rivales se
impacientaban. En Rocha conserve el 2do puesto pero me distancie y Virgilio
aumento la ventaja a 4 minutos pero en Maldonado recupere segundos.
Quedaba una
etapa, la que nos llevaría a Montevideo y en ella debía intentar el último
esfuerzo.
Ese día, 9
de abril de 1950 pasaron todas aquellas cosas que como dije al comienzo, jamás
podre olvidar.
Fue una
etapa de contratiempos. Tuve una pinchadura que pudo ser definitiva en San
Jacinto pero más adelante Virgilio experimento un desperfecto mecánico. Tomamos
la delantera y avanzamos hasta que por Cuchilla Grande, al llegar a Estación
Manga, hallamos el tren fatídico. No era de pasajeros sino de carga. Podía estar ahí indefinidamente. Fue cuando ocurrieron
los hechos tan comentados. Quise cruzar las vías. Se entablo el dialogo con Sr.
Pascual Castiglioni de quien no formulare juicios adversos, aunque se halla
supuesto lo contrario. Lo real es que perdimos un tiempo precioso, decisivo. Después
fuimos hacia el estadio donde gane la etapa. Reclame, naturalmente, hubo varias
instancias pero todo permaneció como estaba. Quede a 50 segundos de Virgilio en
la general aunque hubiese estado detenido bastante más en las barreras de
Manga.
Eso ya
paso, lo importante es decir que aquella incidencia fue como un reto. Permanecí
en este gran país y después me quede para siempre. Por eso le agradezco a la
Vuelta y a la incidencia que narre, haberme permitido cambiar el curso de mi
vida, que transcurre entre tantos amigos en este Uruguay al que realmente
quiero. Eso es lo más positivo. Lo demás tiene poca importancia aunque no lo haya
podido olvidar.
Primo
Zuccotti
Relato de
Zuccotti para los Fascículos Historia de la Vuelta Ciclista del Uruguay
editados por el Club Policial.
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