sábado, 11 de enero de 2014
Así titulo el Diario "El Heraldo" en su edición del 8 de enero de 1964, a unas de las crónicas posteriores a la que fuera la última edición de esta prestigiosa prueba que organizara nuestro club
A continuación les brindamos toda la nota y las paginas de "El Heraldo" que podrá aumentarla clickeando en ellas. También las fotos de los ganadores.
Si bien en el aspecto deportivo propiamente dicho, la manifiesta superioridad impuesta por el binomio formado por Rúben Etchebarne y Juan José Timón, le resto cierto interés a las “4 horas a la Americana” dado que cuando promediaba la competencia su imposición era un hecho, de todos modos formas consideramos que la gran prueba del Club San Antonio resulto todo un éxito.
En primer lugar el solo hecho de poder observar en acción a esos indiscutidos cracks que obtuvieron la competencia, resulto de por si un espectáculo brillante, verlos accionar sobre la maquina, con la desenvoltura que la técnica otorga, constituyo sin duda un deleite para los aficionados, además la forma en que dominarían la competencia, atacando en oportuno momento y realizando cambios en casi todas las vueltas para sostener el fuerte tren de marcha, como así mismo los poderosos sprits de Etchevarne en los embalajes, lo constituyeron en la máxima atracción de la prueba.
Todos los elogios pues son para los vencedores ya que excepto ellos y la pareja del Olimpia, integrada por Passadore y O. Aguirre, que fue prácticamente llevada de la mano por Etchevarne y Timón, el resto poco aporto a la competencia, y hubo fracasos sugestivos como el de los maragatos Juckich y Abalos. También fue notoria la baja producción de H. Noguera y Suárez, particularmente de éste en los embalajes.
De los floridenses el mas lucido para nosotros fue Pedro Ibarra, quien se ubico bien en casi todos los embalajes siendo solo superado por la mayor experiencia y capacidad de los rivales, pero reiteramos que se ubico y embalo en gran forma.
Ricardo Vázquez pese a que se vio en algunos embalajes no estuvo a la altura de sus grandes antecedentes, que tanto lo ha distinguido y que recientemente en Italia lo llevaran a obtener la marca Sudamericana de la hora contra reloj.
Ya lo expresamos en la edición pasada y lo reiteramos hoy, el público numeroso y entusiasta siguió con gran interés el desarrollo de la prueba, pero todo ello dentro de un marco de total cordura y corrección. Los sprints se desarrollaron con absoluta normalidad pues los aficionados supieron mantener su línea en las aceras.
Finalmente dos palabras para la entrega de premios, la cual constituyo un digno broche de oro. La entrega de premios por parte de un selecto núcleo de damas de la Plaza Artigas, dio lugar a que se registrara escenas de gran colorido y simpatía. El beso a los triunfadores, tradicional costumbre en las competencias europeas, como el gesto de Etchevarne y Timón obsequiándolas con hermosos ramos de flores, fue la nota distinta, grata. Que supo amalgamar la fuerza viril, dura del atleta, con la exquisitez de la gracia femenina.
Corresponde señalar la contribución de la empresa Rogelio Martinelli, la que se hizo presente con una magnifica Ambulancia. Felizmente sus servicios no fueron necesarios, pero su contribución merece destacarse.
En resumen una gran prueba y por consiguiente vayan las felicitaciones para los organizadores, que supieron darle el brillo que la denominación de la competencia exigía, cuanto que ella recordaba a aquellos grandes deportistas, que en vida fueron, José Blanco y Sixto Torres Medeiros.
En primer lugar el solo hecho de poder observar en acción a esos indiscutidos cracks que obtuvieron la competencia, resulto de por si un espectáculo brillante, verlos accionar sobre la maquina, con la desenvoltura que la técnica otorga, constituyo sin duda un deleite para los aficionados, además la forma en que dominarían la competencia, atacando en oportuno momento y realizando cambios en casi todas las vueltas para sostener el fuerte tren de marcha, como así mismo los poderosos sprits de Etchevarne en los embalajes, lo constituyeron en la máxima atracción de la prueba.
Todos los elogios pues son para los vencedores ya que excepto ellos y la pareja del Olimpia, integrada por Passadore y O. Aguirre, que fue prácticamente llevada de la mano por Etchevarne y Timón, el resto poco aporto a la competencia, y hubo fracasos sugestivos como el de los maragatos Juckich y Abalos. También fue notoria la baja producción de H. Noguera y Suárez, particularmente de éste en los embalajes.De los floridenses el mas lucido para nosotros fue Pedro Ibarra, quien se ubico bien en casi todos los embalajes siendo solo superado por la mayor experiencia y capacidad de los rivales, pero reiteramos que se ubico y embalo en gran forma.
Ricardo Vázquez pese a que se vio en algunos embalajes no estuvo a la altura de sus grandes antecedentes, que tanto lo ha distinguido y que recientemente en Italia lo llevaran a obtener la marca Sudamericana de la hora contra reloj.
Ya lo expresamos en la edición pasada y lo reiteramos hoy, el público numeroso y entusiasta siguió con gran interés el desarrollo de la prueba, pero todo ello dentro de un marco de total cordura y corrección. Los sprints se desarrollaron con absoluta normalidad pues los aficionados supieron mantener su línea en las aceras.
Finalmente dos palabras para la entrega de premios, la cual constituyo un digno broche de oro. La entrega de premios por parte de un selecto núcleo de damas de la Plaza Artigas, dio lugar a que se registrara escenas de gran colorido y simpatía. El beso a los triunfadores, tradicional costumbre en las competencias europeas, como el gesto de Etchevarne y Timón obsequiándolas con hermosos ramos de flores, fue la nota distinta, grata. Que supo amalgamar la fuerza viril, dura del atleta, con la exquisitez de la gracia femenina.
Corresponde señalar la contribución de la empresa Rogelio Martinelli, la que se hizo presente con una magnifica Ambulancia. Felizmente sus servicios no fueron necesarios, pero su contribución merece destacarse.
En resumen una gran prueba y por consiguiente vayan las felicitaciones para los organizadores, que supieron darle el brillo que la denominación de la competencia exigía, cuanto que ella recordaba a aquellos grandes deportistas, que en vida fueron, José Blanco y Sixto Torres Medeiros.
TIMON
ETCHEVARNE
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